lunes, marzo 27, 2006

La Desintegración Estilística de la Arquitectura Contemporánea

Estilo se refiere a maneras o modas, procede de “stylus” estilete usado por griegos y romanos para escribir sobre cera. El estilo de un hombre era su caligrafía y su elección y combinación de palabras.
En arte y critica estética se habla del estilo como la forma constante del trabajo de uno o de un grupo de arquitectos en si misma o como parte de un colectivo, el problema es definir cuando se produce un cambio, surgido en la generalización de una manera de construir.
Todas las acepciones se refieren a la forma, integrándose en modelos tradicionalmente interpretados como fórmula o canon.

La utilización de estilos históricos se sucedieron a lo largo de los siglos XVIII y XIX cuando un estilo se adoptaba integralmente. La “batalla de los estilos” corresponde a la arquitectura inglesa de 1855 a 1865 donde sobre el estilo recaía la creación. La última década del siglo XIX en Norte-América busca modelos del pasado utilizables para definir un estilo propio cuya adaptación ofrecía una hibridación ilimitada.
En las primeras décadas del siglo XX con la arquitectura moderna el arquitecto no debía buscar nada, la forma sería un resultado que una vez alcanzado era la única arquitectura posible elevándose a la universalidad, un experimento formal que aun tratando de evitar toda consideración estética se sitúa dentro de un sistema tan total y unitario como los ordenes clásicos.
Sin lugar para individualidad o singularidad, la arquitectura moderna como movimiento colectivo trata de cubrir el campo total de la arquitectura y como el clasicismo unifica idea y materiales sin mediación, su coherencia impide que se plantee el problema del estilo porque solo hay uno al que se confluye y define su propio ámbito formal. La arquitectura moderna se convierte en símbolo de la modernidad. Aparece como un gran estilo antes de que se reparara en su existencia.
Henry-Russel Hitchcock y Phillip Johnson en su introducción a The international style de 1932 plantean que se trata de un solo estilo para toda la arquitectura, establecen sus principios como codificación de una disciplina ya aceptada formulada con mayor precisión y coherencia que en cualquier tratado de arquitectura clásica, devolviendo a Europa su propia arquitectura convertida en estilo, sin historia ni límites locales o tipológicos. Corresponde al intervalo de cinco años entre 1926 y 1931 y abarca la arquitectura en todas sus escalas.
Hacia finales de los años sesenta sus principios resultan demasiado restrictivos, la disolución del estilo Internacional es efectiva cuando Venturi y Rossi abren las puertas a la crítica, la historia y los medios de comunicación.
La “batalla de los estilos” en los años 80 se asemeja a la del siglo XIX: negación de un estilo y reacción contra una disciplina formal. La vuelta a los estilos es un indicio de una búsqueda de apoyos sobre los que sustentar la propia actividad.
El prólogo de Robert Venturi a su obra complexity and contradiction in architecture de 1966 identifica la afirmación de la crítica como fundamento de la propia obra, la conciencia de que no se puede no ejercer un cierto control sobre su obra.
La arquitectura post-moderna se relaciona con la arquitectura de finales del XIX en como permite una hibridación sin limite establecido, construye su obra haciendo una meditación critica y cada obra implica una visión particular de la arquitectura.
La crítica en arquitectura se inicia a través del estructuralismo buscando abrir el universo formal sin establecer cánones o limites formales explícitos, su entrada en la creación arquitectónica acentúa el carácter de disciplina formal contra la idea moderna de la forma como resultado posibilitando la recuperación de la historia y la realidad y la aparición de conceptos como convención y tradición.
Tradición es un cuerpo compuesto por obras del presente y del pasado sobre las que se realiza y se integra toda nueva construcción. Las convenciones son en gran medida responsables del resultado formal en una obra.
Paralelamente una nueva corriente critica en el campo literario introduce el concepto de influencia, de la que el autor de una obra es consciente. No existen normas de valor general, la creación es una respuesta personal a un problema particular y su materialización manifiesta la inestabilidad de la intervención personal sobre la forma, una obra testimonia una búsqueda aunque no sea subsidiaria de esa búsqueda.
Como contrapartida, Peter Eisenman aparece con la publicación del libro Five Architects en 1972, de cuya abstracción de relaciones formales resulta el individualismo estilístico en su doble aspecto de estilo de autor y estilo propio de una obra que explica la coexistencia de los múltiples lenguajes que utiliza el post-modernismo, la obra del arquitecto post-moderno es sostenida únicamente por su actitud critica.
No existe arquitectura sin opción formal, en una sola obra se plasma la búsqueda de un lenguaje arquitectónico, un lenguaje moderno.
La necesidad de un aparato histórico-critico introducida por el pos-modernismo y la desaparición del estilo internacional ha llevado a que el estilo de una obra exija un soporte para su inestabilidad estilística. Superar el horror a la forma por la forma de la modernidad ha sido uno de los principales objetivos de la arquitectura de los setenta donde podían existir tantos estilos que en realidad no existía ninguno.

Resulta difícil responder a las contradicciones en las que se debate la arquitectura para dejar paso a cierta intemporalidad.
No existe generalidad en arquitectura, tras su liberación del sistema formal y de la ideología de la modernidad busca una amplitud formal, una mayor restricción y rigor en sus producciones, apareciendo dos enemigos: el academicismo y la indiferencia estilística.
En las ultimas décadas del siglo XX la arquitectura trata de replantear su función y su naturaleza, busca la justificación de la forma que construye en su propia reflexión, la vinculación de la forma arquitectónica y del estilo a la teoría es inevitable ningún arquitecto puede construir sin referencias. El academicismo pretende asumir un sistema universal inexistente y la indiferencia estilística impide realizar conscientemente esa opción formal sin la que no existe obra verdadera.

Fuente: La Desintegración Estilística de la Arquitectura Contemporánea. Tesis Doctoral de María Teresa Muñoz. Madrid 1982 ed. Molly, 1998. 104 pgs.

Este Texto se elaboró a partir de la lectura de esta tesis, que creo que para cualquiera de nosotros que escribiremos tesis doctorales en arquitectura (particularmente) o en otra área, tiene una estructura perfecta. La brevedad deja la sensación de que nada sobra, pero que sin embargo no es incompleta 104 pgs, incluidas ilustraciones, donde la información se relaciona de forma exacta con las consideraciones de quien escribe sin entorpecerse. La bibliografía no es abrumante y carece de citas. Es una tesis que a me habría gustado escribir, tiene además el arrojo de hablar acerca del momento en que esta se escribe, lo que puede hacer que la historia cambie la apreciación sobre sus conclusiones o no.
Creo que esta tesis confirma algo planteado por Wölfflin en 1915 en el libro conceptos fundamentales de la historia del arte, que es el hecho, de que cada movimiento en el arte, encierra el siguiente y de que no existe ningún fenómeno que se autogenere o sea absolutamente nuevo, sino que viene como reacción o consecuencia del movimiento anterior.
La frase con que comienza me parece fundamental, nos recuerda que venimos de una cultura fundada en la y que sin embargo a derivado hacia la imagen al punto de prescindir de ella.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Parafraseando a Mies: "Short is more" (long a bore).

Anónimo dijo...

girls don't think so!